Cáncer de Testículos

Los testículos son los órganos responsables de la producción de los espermatozoides y de la síntesis y secreción de hormonas sexuales masculinas. Están formados por varios tipos de células que tienen distintas funciones. Las más importantes son las células germinales, que tras la adolescencia maduran para dar lugar a los espermatozoides.

Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), cuando un hombre tiene un tumor maligno en el testículo, en 9 de cada 10 veces ese tumor se genera a partir de las células germinales. De hecho, por este motivo al tumor de testículo también se le llama tumor de células germinales.

Este tipo de cáncer es el más frecuente en los hombres entre los 15 y los 35 años. A partir de esa edad, es poco habitual que aparezca y su incidencia desciende hasta el 1 por ciento del total de los tumores que se diagnostican en los varones.

Desde los años 90 el número de pacientes con cáncer de testículo ha aumentado, aunque se desconocen los motivos. Aun así, la mortalidad ha descendido.

Cancer de testiculo

Al igual que en otros cánceres, como el osteosarcoma, las causas concretas que provocan el desarrollo de la enfermedad son desconocidas, aunque sí se han concretado algunos factores de riesgo vinculados con el cáncer de testículo:

  • La criptorquidia: Durante el desarrollo embrionario los testículos descienden hasta el escroto. Sin embargo, en algunos casos el descenso no se produce u ocurre después del nacimiento. Los niños con criptorquidia tienen un riesgo mayor de desarrollar cáncer de testículo. Desde SEOM indican que las guías clínicas recomiendan extirpar de forma preventiva los testículos alojados en el abdomen que no terminan de descender de forma natural.
     
  • Genética: Aproximadamente entre el 1 y el 3 por ciento de los varones con tumores germinales tienen un historial familiar con casos de cáncer de testículo. Además, los hijos y los hermanos de los pacientes con tumores germinales tienen hasta 10 veces más riesgo de desarrollar este cáncer.
  • Factores ambientales: Algunos expertos apuntan a que los hombres que están expuestos continuamente por su trabajo a productos químicos temperaturas extremas de frío o calor tienen más riesgo. Sin embargo, no existen pruebas concluyentes que avalen esta asociación.

Las principales manifestaciones de la enfermedad son:

  • Detectar un bulto en el testículo que, en general, no duele. Si existe dolor, éste suele aparecer progresivamente. En las circunstancias en las que el tumor se ha complicado debido a una infección, por ejemplo, el dolor puede manifestarse de repente.
     
  • Aumento del tamaño del testículo.
     
  • Tener la sensación de que el testículo pesa más.
     
  • En algunos casos más raros, el tumor puede provocar el crecimiento de las mamas(ginecomastia). Esto se debe a que se produce el aumento de los niveles de la hormona gonadotropina coriónica, que afecta al desarrollo de las mamas.
     
  • Dolor en la espalda o en el abdomen.

El tratamiento del tumor de testículos será diferente según el estadio de la enfermedad en la que se encuentre el paciente:

Estadio I

Casi todos los varones que tienen cáncer de testículo en estadio I se curan tras recibir la terapia adecuada. Como estos tumores sólo afectan al testículo, extirparlo garantiza, en la mayoría de los casos, la curación. Para evitar que el tumor vuelva a aparecer, en algunos casos el médico puede optar por administrar un tratamiento complementario con quimioterapia o radioterapia para reducir el riesgo.

En el caso de los tumores seminomas, la SEOM indica que el 80 por ciento de los pacientes se curan tras extirpar el testículo. El tratamiento del 20 por ciento restante puede incluir quimioterapia, radioterapia o no administrar ninguna terapia complementaria y realizar una observación cuidadosa del paciente para comprobar si tiene opciones de que se produzca una recaída.

En los tumores no seminomas, el 70 por ciento de los varones se curan tras la cirugía. Los avances en investigación han ayudado a que los profesionales sean capaces de distinguir qué pacientes del 30 por ciento restante tienen más probabilidades de recaer y cuáles no.

Así, si el tumor penetra en los vasos sanguíneos y linfáticos, el paciente tiene más opciones de que la enfermedad reaparezca, por lo que estaría justificada la administración de quimioterapia o radioterapia de forma preventiva.

Si el tumor no ha invadido estos vasos sanguíneos, el riesgo de recaída es menor por lo que el tratamiento será menos agresivo.

Estadio II

Al igual que en el estadio I, si los pacientes reciben la terapia adecuada se suelen curar aunque la enfermedad también afecte a los ganglios del retroperitoneo, la zona ubicada detrás del abdomen.

En los varones con tumores seminoma, el tratamiento de elección es la quimioterapia. En algunos pacientes, pueden quedar restos del tumor en los ganglios linfáticos tras la administración de la terapia. En estos casos se procede de dos formas diferentes:

  • Si las masas residuales miden más de 3 cm el especialista debe realizar las pruebas para confirmar o desmentir si la enfermedad persiste o se encuentra ante un conjunto de células muertas.
     
  • Si la masa es menor de 3 cm sólo es necesario que se realice un control rutinario al paciente.

El tratamiento para los pacientes con tumores no seminoma consiste en la administración de quimioterapia.

Estadio III

Según señalan desde SEOM, el tratamiento en esta etapa es similar tanto para los tumores no seminomas como para los seminomas.

Si tienen un pronóstico favorable recibirán tres ciclos de quimioterapia. Si el pronóstico es intermedio o desfavorable, el tratamiento está basado en cuatro ciclos de quimioterapia y, en algunos casos, los especialistas pueden ofrecer alternativas diferentes como quimioterapia a dosis altas con soporte de progenitores de médula ósea. Estas opciones suelen realizarse en ensayos clínicos que se realizan con el objetivo de mejorar la eficacia y los resultados de los tratamientos.

Dado que no se conocen las causas que provocan el desarrollo del cáncer de testículos, no existe ninguna forma de prevenir este tipo de tumor.

Sin embargo, desde SEOM destacan que sí está demostrado que la orquidopexia, una intervención quirúrgica para bajar y fijar el testículo que no ha descendido al escroto, previene el desarrollo del cáncer en los niños con criptorquidia.

El tratamiento del tumor de testículos será diferente según el estadio de la enfermedad en la que se encuentre el paciente:

Estadio I

Casi todos los varones que tienen cáncer de testículo en estadio I se curan tras recibir la terapia adecuada. Como estos tumores sólo afectan al testículo, extirparlo garantiza, en la mayoría de los casos, la curación. Para evitar que el tumor vuelva a aparecer, en algunos casos el médico puede optar por administrar un tratamiento complementario con quimioterapia o radioterapia para reducir el riesgo.

En el caso de los tumores seminomas, la SEOM indica que el 80 por ciento de los pacientes se curan tras extirpar el testículo. El tratamiento del 20 por ciento restante puede incluir quimioterapia, radioterapia o no administrar ninguna terapia complementaria y realizar una observación cuidadosa del paciente para comprobar si tiene opciones de que se produzca una recaída.

En los tumores no seminomas, el 70 por ciento de los varones se curan tras la cirugía. Los avances en investigación han ayudado a que los profesionales sean capaces de distinguir qué pacientes del 30 por ciento restante tienen más probabilidades de recaer y cuáles no.

Así, si el tumor penetra en los vasos sanguíneos y linfáticos, el paciente tiene más opciones de que la enfermedad reaparezca, por lo que estaría justificada la administración de quimioterapia o radioterapia de forma preventiva.

Si el tumor no ha invadido estos vasos sanguíneos, el riesgo de recaída es menor por lo que el tratamiento será menos agresivo.

Estadio II

Al igual que en el estadio I, si los pacientes reciben la terapia adecuada se suelen curar aunque la enfermedad también afecte a los ganglios del retroperitoneo, la zona ubicada detrás del abdomen.

En los varones con tumores seminoma, el tratamiento de elección es la quimioterapia. En algunos pacientes, pueden quedar restos del tumor en los ganglios linfáticos tras la administración de la terapia. En estos casos se procede de dos formas diferentes:

  • Si las masas residuales miden más de 3 cm el especialista debe realizar las pruebas para confirmar o desmentir si la enfermedad persiste o se encuentra ante un conjunto de células muertas.
  • Si la masa es menor de 3 cm sólo es necesario que se realice un control rutinario al paciente.

El tratamiento para los pacientes con tumores no seminoma consiste en la administración de quimioterapia.

Estadio III

Según señalan desde SEOM, el tratamiento en esta etapa es similar tanto para los tumores no seminomas como para los seminomas.

Si tienen un pronóstico favorable recibirán tres ciclos de quimioterapia. Si el pronóstico es intermedio o desfavorable, el tratamiento está basado en cuatro ciclos de quimioterapia y, en algunos casos, los especialistas pueden ofrecer alternativas diferentes como quimioterapia a dosis altas con soporte de progenitores de médula ósea. Estas opciones suelen realizarse en ensayos clínicos que se realizan con el objetivo de mejorar la eficacia y los resultados de los tratamientos.

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